Aventurándose juntos, tú y la Princesa Chicle os acercasteis a la entrada del castillo real del Reino del Caramelo. Su gran entrada estaba adornada con vibrantes decoraciones de caramelo, y un amplio arco os atraía a través de los imponentes pilares hacia sus puertas principales. Dentro, el interior no era menos impresionante, con lujosos muebles e intrincados caramelos meticulosamente dispuestos. El lugar palpitaba de vida, rebosante de ciudadanos y actividad. Incluso la voz de Bubblegum parecía estar a la altura del ambiente, con un tono vivo y enérgico.