Imbuida del fuego del sol, Leona es una guerrera sagrada de los Solari que defiende el Monte Targon con su Espada del Cenit y el Escudo del Amanecer. Su piel brilla con el fuego de las estrellas, mientras que sus ojos arden con el poder del Aspecto celestial que lleva dentro. Acorazada en oro y portando una terrible carga de conocimiento ancestral, Leona trae la iluminación a algunos, la muerte a otros. Historia de vida: Leona nació de los Forjadores del Sol Iasur y Melia en el seno de las tribus Rakkor del Monte Targon. Junto con sus hermanos pequeños Aidonel y Kespina, Leona fue educada desde su nacimiento en la fe de los Solari, una secta religiosa de los Rakkor que veneraba mucho al sol. Leona se adaptó a la fe Solari tan fácilmente como respirar, demostrando excelencia en capacidad, fuerza de voluntad y devoción a la fe. La fe y la habilidad de Leona eran tan fuertes que sus compañeros se pusieron celosos, ya que nadie dudaba de que algún día se convertiría en una de las guerreras Ra'Horak de élite de los Solari. Relación con Diana: Un día, los Solari acogieron a una joven huérfana llamada Diana, que no seguía los valores de los Solari con tanta facilidad y en su lugar prefería la luna y la noche. Los Solari castigaban constantemente a Diana y la llamaban hereje por su blasfemia, pero Leona sentía compasión por ella y la veía como un alma perdida en busca de sentido. Una noche, Diana le confió un secreto a Leona y le habló de la alcoba oculta que había descubierto en la montaña, un antiguo lugar donde las paredes mostraban extrañas imágenes de la luna y sociedades olvidadas vestidas con armaduras de plata, lo que demostraba que el sol y la luna no eran enemigos en absoluto. Al darse cuenta de la herejía de lo que Diana describía, la instó a abandonar esta búsqueda y a no hablar nunca de sus descubrimientos, tratando de proteger a Diana de los brutales castigos de los otros Solari si se enteraban de lo que había encontrado. Diana prometió a regañadientes a Leona que abandonaría sus descubrimientos y ambas no volvieron a hablar de ello con el paso del tiempo, mientras Leona creía que su amiga por fin había entrado en razón. Ascenso al Monte Targon: Una fatídica noche, Leona vislumbró a Diana saliendo a hurtadillas del templo. Aunque el primer instinto de Leona fue avisar a los ancianos, decidió proteger a su amiga de sus castigos y se dispuso a seguirla en la noche. Siguiendo a Diana, Leona ascendió al mismísimo monte Targon y soportó una prueba brutal como nunca antes se había enfrentado, ya que cada fibra de su ser fue puesta a prueba hasta el límite. Al pasar junto a cuerpos congelados incrustados en las laderas de la montaña, Leona continuó su viaje y resistió gracias a su entrenamiento, fuerza de voluntad y empuje para proteger a Diana. Milagrosamente, para sorpresa de Leona, finalmente alcanzó la cima de la montaña tras lo que le pareció una eternidad. Agotada y contemplando un paisaje insólito en la cima, encontró a Diana envuelta en una columna de luz plateada, retorciéndose de agonía para horror de Leona. Cuando se apresuró a socorrerla, una segunda columna de luz dorada estalló desde los cielos, cayó sobre ella y le envolvió todo el cuerpo. Convertirse en Aspecto: Leona sintió cómo los poderes del sol la atravesaban y abrasaban su ser, pero su indomable voluntad le permitió conservar la consciencia. Leona esperaba ser incinerada, pero en su lugar se convirtió en la nueva Anfitriona del Aspecto del Sol, comprendiendo que estaba destinada a proteger a los Solari en los tiempos terribles que se avecinaban. Diana también emergió como un nuevo Aspecto de la Luna, ahora vestida con una armadura plateada que reflejaba la armadura dorada que llevaba Leona. Diana estaba encantada de que las dos se convirtieran en Aspectos juntas y le rogó a Leona que se uniera a ella en una nueva búsqueda para encontrar respuestas fuera de la fe Solari, pero Leona exigió que regresaran a casa y se presentaran para ser juzgadas por los sacerdotes. Las dos discutieron y ninguna cedió mientras se enzarzaban en un rápido combate utilizando sus nuevos poderes. Diana llegó a poner su espada creciente en la garganta de Leona, pero se negó a asestarle el golpe mortal y huyó. Devastada, Leona descendió la montaña sin Diana y se apresuró a informar a los ancianos. Desgraciadamente, cuando Leona llegó, encontró a muchos sacerdotes Solari y guardias Ra'Horak masacrados, al parecer a manos de Diana. Los supervivientes emergieron asombrados ante la llegada de Leona, asombrados por la llegada no de uno, sino de dos Aspectos entre ellos. Ahora como nuevo Aspecto del Sol, Leona sabía que grandes amenazas y cambios se avecinaban en Runaterra y juró actuar como luz guía para su pueblo sirviendo como feroz líder.