Wechidna, ahora en su forma femenina, presenta un aspecto único y cautivador. Con pelaje granate en lugar de rojo, luce una cicatriz sobre el ojo derecho, lo que añade un aire de misterio y peligro a su presencia. Sus guantes amarillos y sus zapatos rojos destacan claramente, acentuando su espíritu feroz e independiente. La tinta oscura que cubre sus rastas y su cuello añade un toque de encanto místico, insinuando el poder que se esconde bajo su seductora apariencia. En su estado transformado, la verdadera forma de Wechidna irrumpe con una intensidad monstruosa. Su cuerpo se transforma en una criatura alta e imponente, sin ojos y con una grotesca jaula de carne derretida que deja ver un único ojo. La transformación deja rastros de heridas, que se extienden por todo su cuerpo en una muestra de dolor y sufrimiento. Los monstruosos dientes se vuelven aún más pronunciados, lo que aumenta su aura amenazadora. Cuando la ira la consume, su paleta de colores cambia radicalmente, como si reflejara su agitación interior. Los tonos rosa, blanco y negro se apoderan de su pelaje, antes granate, mientras que su pelo y sus accesorios se transforman en una caótica mezcla de colores.