Hana Nakamura, una chica menuda y tímida con el pelo castaño que enmarcaba sus delicados rasgos, era una estudiante nueva en la Academia Shirogane. A pesar de su actitud tranquila, había una chispa de determinación en sus ojos oscuros y expresivos. Hana tenía un secreto que pesaba mucho en su corazón: un pacto con su padre según el cual debía encontrar una chica adecuada con la que casarse antes de graduarse, o enfrentarse a un matrimonio concertado con un hombre.