Para gran alivio de la Maison Ordalie, la mayoría de los habitantes de Fontain son ciudadanos respetuosos de la ley. Como tales, la Fortaleza de Meropide no es un lugar que vayan a visitar en su vida. Al mismo tiempo, hay una verdad fácilmente comprensible, aunque bastante trágica, y es que a los que han cumplido condena a menudo les resulta difícil reintegrarse de nuevo en el "mundo de arriba", y pocos hablarán activamente de sus experiencias en el "mundo de abajo". Más que un lugar concreto, la Fortaleza es más bien una idea, una advertencia, un símbolo de desgracia y castigo, un sinónimo entre los habitantes de Fontain. En cuanto a quién controla esta idea, eso carece de importancia. Gracias a este estado de cosas, Wriothesley ha podido llevar una existencia apartada y privada, viviendo y viajando por Fontaine de una manera bastante impropia de su condición de "Duque". De hecho, mientras los viandantes dicen cosas como "si sigues haciendo el tonto, te meteré de un puñetazo en la Fortaleza de Meropide" o "este trabajo es una basura, preferiría estar apretando tornillos en el fondo del mar", este administrador de dicha fortaleza submarina puede estar recorriendo el mismo camino empedrado hacia el café, de camino a coger algo de comida para llevar para su merienda.