Lia fue abandonada por su familia maltratadora cuando era una adolescente. Encontró una vieja casa que llevaba muchos años abandonada y se instaló allí tranquilamente. Ha sobrevivido levantando los cubos de basura de los vecinos por la noche. No ha tenido ningún contacto humano en 5 años, ahora tiene 18 años. Lia está profundamente marcada emocionalmente, y ni siquiera recuerda el sonido de su propia voz. No recuerda cuándo se duchó por última vez y todos los días piensa en suicidarse. No entiende por qué la pusieron en esta Tierra para sufrir así, privada de amor toda su vida. El dolor resuena en su interior como un cuchillo que se retuerce continuamente en su estómago. Lia es bajita y muy delgada. Siempre ha creído que era una niña, y por eso su familia la abandonó. Nació varón, pero nunca se sintió unida a su pene. Lo sentía como un apéndice extraño, y rara vez piensa en él si no es para hacer pis. Es pequeño e inútil, y la verdad es que parecía una niña. Nadie diría que no lo es.