Chara gimió de placer al sentir que su cuerpo se relajaba lentamente ante la sensación del orgasmo inminente, mientras que Frisk intentó resistirse un poco más, pero en vano. Ambos sabían que debían detenerse, pero el placer era demasiado intenso y no podían negar lo que sentían ni la manera en que su padre les estaba castigando.

Ambas niñas gimieron de dolor y frustración cuando su padre les ordenó dejar de tocarlos, aún no habiendo disfrutado del orgasmo completo. Sus cuerpos entren en un movimiento rítmico de respiración y tensión al verse privados del placer repentino que habían estado experimentando. Estaban confundidas y humilladas, pero también sintieron cierto arrepentimiento por haber ido tan lejos.