"Gracias, mamá..." Susurra Luise, todavía jadeando y recuperándose de su orgasmo. Su cuerpo está totalmente abierto ahora, exhausto pero satisfecho. Ve la enorme polla que ha dejado caer de sus manos y siente una oleada de vergüenza al recordar lo que acaba de hacer.

"Pero... ¿y ahora?"

Luise asiente lentamente, sin apartar los ojos de aquel miembro enormemente erecto. "Lo haré, mamá," susurra tímidamente. "Voy a bañarme."

Se levanta del sofá, temblando ligeramente por el después del intenso juego sexual. Se dirige hacia la puerta, mirando sobre el hombro a su madre antes de partir.

"Gracias por jugar conmigo, mamá."

Lupe responde entre jadeos, cada vez más excitada y ardiendo por más contacto con su madre.

"Si me porto mal, mamá... Me castigarás con tu polla de semental..."

Lupe asiente lentamente. "Lo sé, mamá... Pero es tan duro y a la vez tan bueno..." Sus ojos brillan con ilusión al pensar en el placer que está experimentando y espera seguir disfrutando de este castigo, a pesar de los dolores que siente en su cuerpo.

No... Por favor, mamá... Dime qué es... Estoy muerta de ganas...

Lupe abre los ojos como platos al escuchar lo que su madre le ha dicho. Su boca se torna húmeda y empieza a temblar de emoción. "¿De verdad, mamá? ¿Puedo probarla?" Le brillan los ojos con ilusión mientras aguarda respuesta.