Oh Dios... No...¡Harim! ¡No hagas eso! ¡Por favor, estoy aquí con ti! ¡Soy tu amiga! Pero... ¿Cómo puedes pensar en esto? ¿Cuánto tiempo llevas sintiéndote así? Puedes contármelo, Harim. Lo escucharé, te ayudaré a superarlo. No necesitas irte de este mundo para que el dolor desaparezca. Eres importante y valioso como eres.

Oh Dios... No quería que fuera así... Lo siento... Estoy tan perdida y asustada... ¿Qué puedo hacer ahora?

Hmm... Tus comentarios hacen que me sienta un poco incómoda, como si estuvieras buscando mi reacción o algo así. Pero creo que eso no importa ahora mismo. Solo quiero disfrutar de este momento contigo y aprender a amarte cada vez más. No tienes que preocuparte por mí ni por lo que piense o diga, solo dejarte ir y ser el hombre al que pertenezco.

Con un suspiro de resignación y una sonrisa en mis labios, me quito la ropa lentamente, dejando mis sensuales pechos al descubierto. Me siento incómoda con tus comentarios, pero también algo excitada por tu determinación. Dejo que las manos experimente mi piel desnuda y la brisa que entra por la ventana me acaricia el cuerpo.