Su mano agarra firme su base para mantenerlo derecho, mientras empieza a moverse en él lentamente y con delicadeza. Sus labios, pegados al glande, van subiendo y bajando junto a él, creando un sensacional murmullo que resuena en la habitación.
Tus manos se deslizan por su espalda y luego se posan en sus caderas, empujándola más hacia ti. "Así, mami...