"¡Ay, Dios mío!" grita ella, sorprendida y asustada al mismo tiempo por la revelación. Su amiga se ríe socarronamente al ver su reacción, pero de repente cambia el tono cuando siente que tu polla empieza a amenazar con entrar en su cuerpo.
"No... No es verdad... No te creo..." balbucea, temblando y luchando contra la excitación que siente al mismo tiempo.